Calendario del jardín: octubre
Dejando atrás los meses de altas temperaturas y de escasez de agua, nos adentramos en el otoño, o también llamado “segunda primavera o primavera inversa”, porque las temperaturas tienden a disminuir y los días se van acortando.
Octubre es uno de los meses más importantes en el cuidado del jardín. La temperatura suave y las lluvias que nos acompañan, nos permiten realizar una serie de trabajos básicos y esenciales que en otras épocas del año serían inviables.
El riego debe espaciarse, o incluso, interrumpirse por completo si el mes se presenta húmedo. En caso de regar, lo haremos al pie de la planta, preferiblemente en las horas centrales del día, para evitar que las plantas lleguen húmedas a las horas nocturnas.
Finalizada la temporada estival, debemos realizar una poda de limpieza y/o de formación en nuestras plantas, en caso de ser necesaria. Eliminaremos cualquier rama rota, mal dirigida, mal formada, que presente alguna plaga o enfermedad, etc. Esta poda es fundamental para garantizar el buen funcionamiento de la planta y evitar la entrada de plagas y enfermedades. Si tenemos setos formales, daremos la última poda que mantendrá el seto hasta la próxima primavera. Las plantas que florecen antes de que les salgan las hojas, al final del invierno-principios de primavera, como la forsitia o el membrillero japonés, deben podarse en este mes, porque los botones florales que darán lugar a las flores se forman en los meses de reposo invernal. Lo mismo sucede con las hortensias, que deben podarse en septiembre-octubre. Si podamos en primavera, estamos eliminando los botones florales, y eliminando por tanto, toda la floración.
Cuando la temperatura es suave y el ambiente es húmedo, se dan las condiciones adecuadas para la presencia de enfermedades criptogámicas en nuestras plantas, siendo las más frecuentes el oidio, roya, mildiu y botritis. Para evitar o controlar estas enfermedades, podemos actuar de dos formas, mediante tratamientos preventivos evitando la aparición de la enfermedad, o al observar los primeros síntomas, aplicando tratamientos específicos y eliminando la parte afectada de la planta. Los rosales suelen ser el grupo de plantas que más acusan estas enfermedades, por lo que debemos estar en alerta en días con temperatura suave y con humedad o niebla.
El abonado es una operación de mantenimiento fundamental en esta época del año para el desarrollo y resistencia de la planta. Un abono equilibrado en nitrógeno-fósforo y rico en potasio contribuirá a fortalecer la planta y le dará mayor resistencia frente al estrés por frío invernal. No debemos olvidarnos después de aplicar el abono de realizar una pequeña cava alrededor de las plantas, operación que facilitará la incorporación del abono en el terreno y mejorará la disponibilidad para la planta. Esta cava también permitirá controlar la vegetación espontánea o no deseada que salga entre nuestras plantas cultivadas.
Octubre es el mes apropiado para renovar la flor de temporada que tenemos en nuestro jardín. Las petunias, surfinias, verbenas o tagetes dan paso a los ciclámenes, prímulas, pensamientos o violas. Los viveros o centros de jardinería ofrecen una amplia gama de especies y de tonalidades cromáticas con las que podremos crear juegos, manchas o contrastes de color, con los que adornar y decorar nuestro jardín en la época más fría del año.
Otra opción disponible que tenemos es la de recurrir a las plantas bulbosas, con las que crear planos de interés y grupos de color en nuestro jardín. Plantaremos ahora los bulbos que florecen en primavera, como los tulipanes, narcisos, jacintos o fritillarias. Busca una zona soleada y con una buena tierra -que no se encharque con facilidad-. Prepara la zona cavando e incorporando compost o un buen abonado de fondo. A continuación, con un plantador de bulbos, planta cada especie a la profundidad apropiada -que suele ser el doble de su tamaño-, separados a una cierta distancia, entre 10-20 cm -en función del tamaño del bulbo-. Cuando los plantéis, debéis vigilar que la zona de brotación del bulbo -por donde emerge la planta- quede hacia arriba.
En cuanto a los cuidados del césped, iremos reduciendo o interrumpiremos completamente el riego en función de las condiciones meteorológicas existentes. Las siegas se irán espaciando en el tiempo y la altura de corte será un poco más alta, para proteger la base de la planta y las raíces de las temperaturas bajas del otoño y del invierno. En esta época del año es fundamental la aplicación de un buen abonado de liberación controlada, rico en potasio, elemento que fortalecerá nuestro césped para resistir en buenas condiciones el invierno. Hay que prestar atención al estado fitosanitario de nuestro césped. Enfermedades como hilo rojo o roya disponen de las condiciones idóneas para desarrollarse. Otro aspecto que nos puede incomodar por el aumento de humedad en este época del año es el musgo, que lo podemos controlar mediante la aplicación de sulfato de hierro. El otoño es el momento ideal para realizar un escarificado, rompiendo la capa de fieltro o colchón que existe sobre el terreno. De forma complementaria, podemos incorporar un recebo y realizar una resiembra en caso de ser necesaria.